El dulce sabor de la Ruta del Vino


Bodegas familiares, antiguas tradiciones y fósiles de dinosaurios se alternan en los pueblos del Corredor de la Costa Riojana, al pie de la serranía de Velasco.


Un escenario de contrastes muestra la Costa de La Rioja, un remanso ensamblado sobre el cordón cordillerano de Velasco. Inmensas paredes rojizas de la montaña se pierden en el intenso verde de los bosques de álamos, pinos y nogales, que, como destellos, se muestran en los recovecos de la ruta 75. A veces parece el desierto y enseguida sorprende la vegetación abundante.
En el Corredor de la Costa se despliegan actividades en contacto con la naturaleza para disfrutar todo el año. Combinan travesías, avistajes, reliquias religiosas y hasta parques temáticos. El paseo se complementa y se completa con el Camino del Vino Riojano.
La Rioja es la tercera provincia vitivinícola detrás de Mendoza y San Juan. Es un desperdicio pisar estas tierras sin atravesar el recorrido por los sabores de esta región, que intenta recuperar el prestigio que acumuló desde que los españoles decidieron depositar las primeras uvas para producir torrontés, hace más de 400 años. Las vides y olivares tapizan los valles y alimentan las bodegas artesanales e industriales desarrolladas en las fincas riojanas.
El aire se hace más amigable a medida que la ciudad de La Rioja va quedando atrás. La primera parada ineludible es Sanagasta, morada de la Virgen de la Morenita. A esta comarca de pastores se accede por caminos de cornisa sombreados por los bordes de los cerros. La tradición del vino patero empujó a una familia de emprendedores a recuperar la bodega familiar de Salvador Minniti, para producir los vinos artesanales Loma Blanca. Un plan de modernización industrial movió los engranajes de la fábrica y ahora es una marca insignia de Sanagasta. Las visitas guiadas permiten acceder al proceso de elaboración de vinos y aceites de oliva.
Los numerosos hallazgos paleontológicos promovieron la creación de un Parque Geológico, que recreará la vida de los dinosaurios que poblaban estas tierras hace millones de años. El trabajo de investigadores del Conicet y de la Universidad de Chilecito motoriza esta incipiente iniciativa, que amalgama ciencia con turismo. Las autoridades locales prometen construir miradores y recrear algunas fieras del Jurásico.
La ruta 75 es una sucesión de pueblitos recostados sobre la sierra, que aprovechan las vertientes y las aguas que viborean desde las alturas para vivir al natural. Cultivan nogales y olivares y crían cabras. Todo se puede degustar en los puestos de quesos y artesanías, al costado de la carretera.
A 1.450 m sobre el nivel del mar, el Valle de Aminga presenta el mismo paisaje, igual belleza y más templanza. Las noches de verano son calurosas, pero una brisa de alivio refresca el cuerpo.
En este suelo arenoso y profundo, de clima seco y alta amplitud térmica, las plataformas al pie de los cerros son un tapiz de viñedos. San Huberto tiene una bodega y una planta con tecnología de punta. La nueva etiqueta Nina es una de las estrellas que surgen de las cavas de roble.
La localidad de Aminga tenía una floreciente industria del vino, a través de la bodega Manuel Belgrano, hasta que la empresa cerró. En 2012, un emprendimiento estatal y privado volvió a poner en funcionamiento la producción vitivinícola en la bodega Aminga-Sapem, administrada por Raúl Chacón a 4 km de Anillaco. En los próximos meses, el fruto de esta iniciativa llegará a las góndolas. Por ahora, se puede hacer una degustación en la finca.
Más bodegas en Chilecito
Tras recorrer casi 200 km por las rutas 60 y 40, llegamos a Chilecito, en el Valle de Antinaco-Los Colorados. El calor presiona durante el día, pero la noche es agradable. La tierra colorada y el oasis de los regadíos transformaron la superficie árida en apta para cultivar uva, especialmente la emblemática cepa torrontés. La bodega Valle de La Puerta tiene sus viñedos en terrazas que rodean Chilecito y produce los exquistos vinos Puerta Alta y Puerta Clásico. La firma ingresó con sus especialidades cabernet y malbec en el exigente mercado chino.
Por su parte, la cooperativa que administra la bodega La Riojana puso el eje sobre el cuidado del medio ambiente. Toda su producción destinada a los mercados local y externo está certificada con normas internacionales.
Como para disfrutar del mejor final del paseo, la Cuesta de Miranda regala un inmejorable espectáculo natural. Dispara panorámicas espectaculares, con pincelados de colores ocres y rojizos. Cornisas, faldeos y miradores abren la ventana de un espectáculo natural avasallador hacia los cuatro puntos cardinales.

MINIGUIA
COMO LLEGAR. Desde Buenos Aires hasta La Rioja capital son 1.153 km por ruta 9 hasta Córdoba capital y rutas 25 y 38.

DONDE ALOJARSE. En La Rioja capital, hotel Naindo Park: la habitación doble con desayuno, TV cable, wi-fi, piscina, sauna y gimnasio cuesta $ 838; suite Ejecutiva, $ 1.160; suite Master, $ 1.848 (www.naindoparkhotel.com).
En Chilecito, apart hotel Torres del Cerro: departamento para tres personas con TV cable, wi-fi, cochera y pileta, $ 400; para seis personas, $ 510; para seis Superior, $ 560 (www.torresdelcerroapart.com.ar).

QUE Y DONDE COMER. En La Rioja capital: empanadas, asado, cabrito a la parrilla, zapallos e higos en almíbar, cayote en fibra, queso y nuez, en El Nuevo Corral. Platos regionales, en Orígenes. Escabeche de cordero, tallarines chayeros y vinos riojanos, en restaurante Torrontés (hotel Naindo Park). En Chilecito: cabrito asado, en el restaurante La Posta.

INFORMACION
(0380)  442-6345/84.
info@costariojana.gov.ar
www.costariojana.gov.ar 

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