Pueblos y tradiciones serranas

Una decena de pintorescos pueblos –llenos de hitos históricos y tradiciones ancestrales– conforman el Circuito de la Costa de la provincia de La Rioja, desde la capital provincial hasta Castro Barros por la ruta 75. Un itinerario que tiene como protagonista al viento, que gasta paredes, talla piedras, eleva parapentes, rueda velas sobre tierras insólitamente planas y mueve astas de molinos, mientras se elabora un vino generoso trabajado a fuerza de voluntad y agua de acequias.


POR GISELA GALIMI / ESPECIAL PARA CLARIN


Rodeados de cerros y viñedos, los pobladores de la zona descansan en casas bajas, protegidos por el cordón montañoso de Velazco. El primer punto turístico aparece a la salida de la capital: la iglesia de Las Padercitas. Un nuevo edificio contiene en su interior las ruinas del templo construido por San Francisco Solano, quien en 1593 logró evangelizar a la gente a fuerza de atraerla con su violín. El segundo domingo de agosto se celebra con cintas, flores y cantos la fiesta del Tinkunaku, en honor a San Nicolás de Bari, patrono de la ciudad, y al Niño Jesús Alcalde, figura creada por Francisco para atraer a los nativos.
Dejando atrás Las Padercitas, en el dique de la Quebrada del Cerro de la Cruz se puede practicar aladeltismo y parapente con instructor, en salidas de media hora que aprovechan los vientos riojanos que, dicen, son de los mejores del mundo para volar. También en el dique puede practicase tirolesa los fines de semana.
A 2 km de Sanagasta, el primer poblado de la ruta costera, está el recién inaugurado Parque Natural Geológico Sanagasta, una formación geológica cretácica donde se hallaron nidadas de huevos de dinosaurios (serían saurópodos titanosáuridos) y plantas fósiles de 65 a 95 millones de años. Se puede recibir buena información y tomarse fotos con réplicas de dinosaurios construidos a escala.
Al norte de Sanagasta está Agua Blanca, pueblo de 90 habitantes. Allí, la bodega Casa India y una fábrica de productos lácteos caprinos muestran cómo, con empeño emprendedor, se pueden elaborar delicias gastronómicas y atraer a turistas. Se degustan vinos torrontés y malbec, cepas emblemáticas de la zona, y se recorren los viñedos. Aquí, 15 viñateros de la Costa Riojana crearon la Asociación Cordón de Velazco, que promueve el asociativismo e impulsa la actividad. En la fábrica láctea vecina, un inmigrante francés crea sabores riojanos con recetas de su tierra; su vino casero mezclado con nuez es un raro y dulce elixir.
Entre Cristo y Salvador Dalí
Más adelante por la ruta 75, los vientos tallaron una piedra caída de un cerro, en la que algunos vislumbran el perfil de Cristo. Por eso el lugar se conoce como El Señor de la Peña, y en Semana Santa llegan cientos de campesinos para velar la noche anterior al domingo de Pascua.
Cerca, sobre un paisaje desolado de arcilla y greda –el fondo de un lago extinguido– surge la pista de carrovelismo de El Barrial, emprendimiento del municipio de Arauco. El viento peina incansablemente esa superficie extremadamente plana, donde los carros a vela “navegan” a ras del suelo, en distancias que se cubren al ritmo del viento: una velocidad promedio de 50 km por hora.
A 15 km de allí, Anillaco es uno de los pocos pueblos que tiene alojamiento y la mayoría de sus calles asfaltadas. Allí Amelia Bozas, de 72 años, produce el vino “Mío”, que –según asegura– es sólo jugo de uva fermentada.
Otro extraño imperdible de la zona es El Castillo de Dionisio, en Santa Vera Cruz, una suerte de mezcla entre castillo de arena y casa de Salvador Dalí. Fue construido por Dionisio Aizcorbe, quien pretendía transmitir diferentes filosofías a las siguientes generaciones. Por eso, en sus muros conviven dioses y mandalas, siempre con espíritu de armonía con el universo. Los más aventureros, desde allí pueden hacer recorridos de 4 a 6 horas para avistar cóndores y obtener vistas de altura sobre el Valle de Arauco. O dejarse llevar por el viento –mientras giran sin parar los molinos del Parque Eólico Arauco– y permitir que la aventura los lleve por donde quiera el camino.

LA BUENA MESA
Sabores ancestrales
En su restaurante Orígenes, en el Paseo Cultural Castro Barros de la capital riojana, el chef Hugo Véliz juega con los elementos regionales, prepara helado de albahaca y postres con quínoa y sirve jamón de conejo o algarroba, chivito y vinos riojanos. Además, rescata productos olvidados y los incorpora a la cocina riojana mediante técnicas de elaboración utilizadas en el exterior, a fin de darle una identidad gastronómica exclusiva de la provincia de La Rioja.

MINIGUIA
COMO LLEGAR. Desde Buenos Aires hasta La Rioja capital son 1.167 kilómetros por ruta 9 (Panamericana ramal Escobar) hasta Córdoba capital, ruta 20 hasta Carlos Paz y ruta 38. Aerolíneas tiene un vuelo diario sin escalas. Ida y vuelta, desde $ 2.750, con impuestos (aerolineas.com). Bus desde Retiro, $ 570 ida.
DONDE ALOJARSE. Hotel Plaza, en La Rioja capital: habitación doble con desayuno, TV cable y wi-fi, $ 570; triple, $ 668.
QUE HACER. Parapente (media hora), $ 350 (0380- 154656049); carrovelismo (10’), $ 10; paseo de 20’, $ 20.

INFORMACION
En Bs. As., Tel. (011) 4813-3417.
En La Rioja, (0380) 442-6345.
www.turismolarioja.gov.ar

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