Lima, un gran balcón al Pacífico

Con vestigios precolombinos, edificios coloniales y barrios modernos de cara al océano, la capital peruana tiene una rica oferta gastronómica y cultural. Catacumbas, museos y excursiones.


POR DIANA PAZOS


Son las siete de la tarde de un domingo limeño, la hora en la que una multitud camina por la peatonal Jirón de la Unión. No se sabe de dónde vienen tantos grupos de adolescentes, parejas felices y familias con su bullicio de feriado y, mucho menos, adónde llevan semejante cantidad de globos, peluches y golosinas. En el horizonte, unas diez cuadras más allá de las fachadas coloridas –siempre, con balcones–, comercios y casinos, se divisa el cerro San Cristóbal y su gran cruz blanca de neón. Al pie de los barrios que trepan aquellas laderas –los lugareños cruzan incesantemente el Puente de Piedra o Trujillo, sobre el río Rímac– se encuentra la zona recreativa de la Alameda Chabuca Granda, y se descubre más gente todavía. Dos horas más tarde, lejos de pensar en la semana escolar y laboral que se iniciará en breve, los transeúntes se multiplican. “Es noche de cine, los domingos todos van al cine”, explica un vendedor nacido y criado en Lima, capital de Perú. La enorme paradoja es que el joven de pantalones turquesas vende dvd de ¡películas truchas!
Desde el balcón de un restaurante, la cena marcará el comienzo de un recorrido deliberado por la sabrosa, variada y mundialmente reconocida gastronomía peruana: ceviche, chaufa de carne (arroz con carne salteada), cerveza con canchitas (maíz tostado) y chicha morada (bebida popular a base de maíz morado, cuyo color recuerda a la remolacha).
Al volver al hotel, atravesando la Plaza de Armas iluminada cálidamente con faroles, sorprenden unas siluetas humanas inmóviles sobre las escalinatas de la Catedral (cerrada el domingo para el turismo por ser “día religioso”). Con una actitud que recuerda a “El Pensador” de Rodin, estos hombres despiertan curiosidad: ¿Se preguntan si hay vida después de la muerte? ¿Suman los puntos ganados por Universitario, Alianza Lima y Sporting Cristal? ¿Esperan unas piernas bonitas?
Mucho más que una escala 
En el centro-oeste de Perú, sobre la costa del océano Pacífico, Lima solía ser considerada una “ciudad de paso”. De paso hacia otros destinos peruanos (especialmente Machu Picchu y los pueblos del Valle Sagrado, aunque muchos turistas llegan directo a Cusco), o bien, un lugar de tránsito porque su aeropuerto funciona como hub o centro de conexión de numerosos vuelos internacionales.
Sin embargo, la llamada Ciudad de los Reyes se ha convertido en los últimos años en un sitio atractivo para quedarse, al explotar su riqueza cultural, las tradiciones de su pasado precolombino y colonial, los barrios modernos –como San Isidro, Barranco y Miraflores, con su malecón junto al mar–, y por supuesto, la gastronomía que fusiona ingredientes y costumbres de las grandes regiones de Perú (la costa, la andina y la amazónica).
Aunque haya sido construida sobre un desierto, Lima luce como un extenso jardín gracias a la vegetación plantada y conservada por el hombre. Y si bien está a once grados de la línea del Ecuador, su clima dista de ser tropical por la corriente fría de Humboldt.
“Gris-panza-de-burro” o “gris-ballena” le dicen al color del cielo, que se mantiene nublado durante ocho meses al año. Cuesta desoír la sensación foránea que susurra: “en cualquier momento, diluvia”. Simula ser una amenaza eterna, pero lo cierto es que no llueve en Lima y nadie usa paraguas.
Con esta premisa en tono de gris, se sale para comprender la ciudad, explorando los monumentos y edificios que, en la noche anterior, eran sólo fachadas vistosas. Una vez más, la peatonal Jirón de la Unión resulta un buen punto de referencia para recorrer el centro histórico –conocido como Damero de Pizarro–, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Con aires coloniales 
En este caso, se parte desde la Plaza San Martín, flanqueada por elTeatro Colón, el edificio Giacoletti, el histórico Gran Hotel Bolívar y elClub Nacional. El monumento central se levantó en homenaje al libertador Don José de San Martín y su construcción cuenta con una anécdota desopilante: al solicitarle al escultor una “llama votiva” sobre la cabeza de la escultura de la Libertad –ubicada al pie de la obra–, el artista colocó un animal en lugar de una llama de fuego. El malentendido atrae a decenas de visitantes por día que ríen con ganas al fotografiar a la llamita.
Cinco cuadras más adelante, se destaca la Plaza de Armas o Mayor , donde Francisco Pizarro fundó la ciudad de Lima el 18 de enero de 1535. Entonces, el conquistador español mandó a construir una iglesia, a la que consagraría bajo la advocación de la Virgen de la Asunción. Es decir, la Catedral, en cuyo interior hoy conviven los estilos gótico, renacentista, barroco y neoclásico. En el templo se recorren el Museo de Arte Religioso, la cripta, los antiguos retablos, la impactante sillería tallada en madera del coro y la capilla –decorada con mosaicos venecianos– donde se encuentran los restos de Pizarro, con gráficos de su esqueleto describiendo las lesiones que recibió con “artefactos cortantes” en el cuerpo.
El conjunto arquitectónico del perímetro de la Playa Mayor es tan atractivo que no se sabe si empezar por el lado del Palacio de Gobierno, la Municipalidad y el Club de la Unión, o por la Catedral y elPalacio Arzobispal contiguo. Con una fuente de bronce de mediados del siglo XVII en el centro, la plaza cumplió funciones bien diversas: mercado, plaza de toros, sitio de ejecución de inquisidores y de proclamación de la independencia por parte de San Martín en 1821, entre otras cosas.
¿Un dato curioso? Varios edificios de esta zona están pintados de amarillo, para dar la sensación de que el sol está brillando.
A una cuadra del Palacio de Gobierno y pintado en amarillo más claro, se levanta el Conjunto Monumental San Francisco de Lima, conformado por la iglesia y el convento de San Francisco, las capillas y una plazoleta acogedora. Claustros adornados con azulejos sevillanos, pinturas de gran valor y una biblioteca de novela son las principales características, pero lo más convocante son las Catacumbas, esos pasajes abovedados e inquietantes, con calaveras por doquier. En este lugar se recomienda tomar una visita guiada.
A propósito de Lima colonial, el templo más antiguo es la iglesia y convento Santo Domingo . Aquí se fundó en 1551 la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la primera de América. Además de las iglesias La Merced, Santa Rosa de Lima y de Los Descalzos, los visitantes se dan cita en la Casa Aliaga (elegante residencia con un bello balcón de quien fuera uno de los fundadores de la ciudad, don Jerónimo de Aliaga) y en el Palacio de Torre Tagle (actual sede del Ministerio de Relaciones Exteriores). Entre zaguanes, patios y corredores, en este último se destaca un oratorio recubierto de madera, la portada labrada en piedra y los balcones de estilo barroco andaluz con aportes moriscos y criollos tallados en cedro y caoba en el siglo XVIII. Indiscutiblemente, es una de las fachadas más bellas.
En una esquina que destila historia, el Bar Cordano invita a hacer una pausa física y mental, ingresando por la entrada del Jirón Ancash (otrora Calle del Rastro de San Francisco por “la existencia de un rastro o establecimiento para la venta de carne”). Durante más de un siglo fue el bar preferido por los presidentes que se cruzaban a tomar un café y todavía conserva mobiliario y máquinas de aquellos tiempos.
A orillas del Pacífico 
Así como en el centro algunos afiches anuncian periódicamente “simulacro de sismo”, la costa del distrito Miraflores advierte: “En caso de alerta de tsunami, abandone las playas” y señala las rutas de evacuación. De cara al océano Pacífico, aquí se encuentra el Parque del Amor –con su Monumento al Beso– y un malecón colorido y ondulante con frases, que tienen como telón de fondo edificios vanguardistas, centros comerciales (por ejemplo, Larcomar, un shopping frente al mar y sin techo) y parques arbolados. La Costa Verde es la vía rápida que corre bajo el acantilado junto al Pacífico. Dos deportes extremos aprovechan la geografía del lugar: el oleaje marino es disfrutado por los surfistas y en las alturas brumosas se impone el parapente.
También residencial y con vida nocturna, San Isidro se distingue por su parque El Olivar (es literal, se trata de una sucesión de olivos antiquísimos) y la avenida Conquistadores con sus tiendas caras. En cambio, Barranco nació como un balneario exclusivo, lo que explica sus casonas de estilo europeo. Con la bohemia que le imprimen sus bares, restaurantes y el famoso Puente de los Suspiros, Barranco ofrece shows en vivo, presentaciones de libros, ferias artesanales y boutiques de diseño de autor. Otra foto obligada: el monumento a la cantautora Chabuca Granda.
Antes de la cena, las trece fuentes del Parque de la Reserva y Circuito Mágico del Agua son ideales para presenciar un espectáculo original de música y luces.
El mundo precolombino 
Lima alberga algunos de los museos más importantes de Perú, como elMuseo del Oro, el de Arte (MALI) y el Larco Herrera, con 47.000 piezas de oro y plata, cerámicas y textiles, que dan testimonio de 3.000 años de historia.
Remontándose al mundo precolombino, las huacas Pucllana (en Miraflores) y Huallamarca (en San Isidro) son pirámides truncas que sirvieron como centros ceremoniales y funerarios, con momias incluidas. Es notable el contraste entre estas huellas milenarias y las edificaciones modernas que las circundan. Algo similar ocurre frente alParque de la Muralla, donde se observa parte del muro que rodeaba Lima en el siglo XVII.
A pocos metros y en un edificio que hechiza, la Estación Desamparados conserva la Casa de la Literatura Peruana. Por eso, este párrafo está dedicado a los lectores: con espacios sobre el Nobel Mario Vargas Llosa y el poeta César Vallejo, entre otros, hay un rincón de lectura silencioso junto a las vías del tren, con mesas y asientos de madera de los antiguos vagones. Sublime.
Otro edificio que conmueve por su arquitectura y contenido es la Casa de la Gastronomía Peruana (ex Casa de Correos y Telégrafos). Es un verdadero recorrido a través de la milenaria sabiduría culinaria peruana y las influencias recibidas. Desde las papas y maíces hasta las empanadas, mazamorras, suspiros, tejas, rocotos (un plato picante), secos de cabrito, chupe de camarones, causas (papas con relleno), tiraditos (a base de pescado), anticuchos (una especie de pinchos de carne), papas a la huancaína, carapulcra (guiso con carnes y verduras) y, claro, el pisco (con el trago estrella, el pisco sour, y también, el chilcano).
Al dejar Lima, se recuerda esta frase leída en una pared del Parque del Amor: “He de volver a ti como al lugar del crimen”.

IMPERDIBLES
Fortaleza del Real Felipe. Es una de las pocas obras de arquitectura militar edificadas por los españoles en América, que data de 1774. Esta construcción sirvió para defender el Puerto del Callao de los ataques de piratas y corsarios.

Pachacamac. Localizada en el valle del río Lurín, esta ciudadela de barro fue el hogar del dios creador Pachacamac (“aquel que mueve el mundo”) y fue el oráculo más venerado del mundo andino.

Lunahuaná. Soleado valle ubicado al sur de Lima y lugar predilecto para la práctica de deportes de aventura. Son famosos los vinos y piscos y sus potajes con camarones de río.

Ciudad de Caral. Con 5.000 años de antigüedad, es cuna de la civilización más antigua de América y contemporánea de las sociedades egipcia, china y mesopotámica. La complejidad arquitectónica de sus pirámides y los vestigios hallados revelan su elevado desarrollo cultural. Está ubicada en el valle de Supe, 200 km al norte de Lima.

Islas Palomino. Es un grupo de doce islotes frente al puerto del Callao. Congregan una numerosa población de lobos marinos y aves que se pueden visitar en un paseo de cuatro horas. El punto de partida está a 30 minutos del centro de Lima.

Caballos de Paso. Es posible apreciar el caballo peruano de paso en las presentaciones que organiza la Asociación Nacional de Criadores y Propietarios de Lurín, pocos km al sur de Lima, donde los visitantes pueden cabalgar y disfrutar de las haciendas.

Islas Ballestas. Más alejadas y cerca de Ica, son formaciones rocosas con una gran cantidad de fauna marina y famosas por sus aves guaneras.

MINIGUIA
Cómo llegar
El pasaje por LAN a Lima cuesta desde US$ 408 con impuestos. 

Dónde alojarse
La habitación doble en el Gran Hotel Bolívar, desde $ 664 con desayuno. Frente a la Plaza San Martín, por allí pasaron presidentes, reyes, escritores y celebridades de Hollywood y Europa. El hotel conserva el ambiente de los años 20 (www.granhotelbolivar.com).

Dónde comer
La cocina del restaurante del famoso chef Gastón Acurio, Astrid & Gastón, se inspira en la multiculturalidad del Perú (www.astridygaston.com). El Queirolo tiene buena comida popular; el bar Huaringas y La Calesa ofrecen coctelería con pisco, y se conoce al tradicional El Bolivarcito como “la catedral del pisco sour”. Para comer nikkei (fusión de comida japonesa y peruana), hay que ir al restaurante Maido; para cocina del Amazonas, AmaZ. Imperdibles: los mercados de Lima, el Barrio Chino (para chifa, mezcla de peruano y chino) y la mega feria Mistura, en septiembre.








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